Ciudades llenas de miradas,
miradas llenas de nostalgia, nostalgia que llena mis ojos de lágrimas, lágrimas
que escapan y suicidas ellas caen al suelo. Suelo, que piso por pretérito, imagina un mundo lleno de espejos, donde todos ellos fueras tú, tú
mismo, perdido entre reflejos. No me encuentro, no te encuentro, no me veo, en
mi propio reflejo y predico con vagas miradas hacia el suelo, me estorba la
gente en mi horizonte… muévete que no veo, precipicio de letras y ríos de
tinta, que pintan el mar por lienzo.
En este mismo momento, sólo
es tiempo, tiempo al tiempo, y perdido. Camino de mi propio reencuentro, me
busco y no puedo. Es, camino ausente del demente, diferente, entre la gente, no
basta con ser, hay que notarse, destacarse, y al final el mundo es el que te
señala y te convierte en arte… partes, del final hacia el principio, y hoy es
martes… no es cuestión de darte, cabezazos hasta matarte, es cuestión de
enseñarles que desangrase no es arte, inyectarse, en vena tinta, y llorar
letras, no es vida. Que la vida, queda presa del dinero que aprieta, que el
trabajo no falta, pero la recompensa… la recompensa, corre a expensas de tu
libertad para luchar por lo que quieras… y lo que quiero, tiene más fuerza que
todo dinero; que el dinero, no puede con lo que tengo; y lo que tengo, es
millones de letras por tiempos eternos… no hay libros, no hay más que tiempo
robado de sueño, no hay más que letras en este lugar de encuentro… y te pienso
ahogar de letras… hasta que tus pulmones encharcados de tinta, y tu estómago,
haga vomitar negro por tu boca…
Hey, poeta… domina tus letras,
tus versos, tus textos… no dejes que la escritura te posea… porque al final, a
lo único a que llegas es a mirar arriba y borrar tu vida…
Y unos deciden borrar…
tontos, inútiles… mueren a trozos, vacíos… yo decido dejar… dejarme, para así
acusarme, y no olvidarme…
Detesto… me detesto, el
terminar textos… me odio y me borro, pero me dejo… mañana, me habré olvidado de
ello.